Cada civilización se distingue por la fuente de energía que utiliza; la nuestra está basada en los hidrocarburos, y la producción de éstos ha comenzado a declinar. Todos los escenarios, sean "optimistas" o "pesimistas", concuerdan en que el actual ritmo de consumo del petróleo y sus derivados no podrá sostenerse muchos años. Por ello, advierte Salvador Ortuño, se vuelve indispensable conocer el papel que el petróleo ha desempeñado en el desarrollo de nuestra sociedad, y estudiar desde su origen y composición química hasta los procesos industriales que lo transforman en el combustible ideal y en la base de una creciente industria de plásticos, fertilizantes, pesticidas, herbicidas y fibras sintéticas; todo ello sin dejar fuera sus implicaciones económicas, políticas y ambientales.