Poemario.
La poesía de López Andrada, en opinión de Antonio Colinas, es una de las más puras, auténticas y genuinas, del panorama literario de este país. Dice Colinas que el poeta cordobés tiene un mundo y unas raíces en las que sustentar su canto y, por otro lado, sabe iluminar su palabra con una capacidad fresca y nueva. Todo esto viene a confirmarse en los versos de este libro, El musgo y las campanas, escrito con una hondura que conmueve, donde fulge el mundo rural, brumoso, humilde, en el que vivió el poeta cuando niño, y ahora reverbera en la luz de sus palabras cargadas de amor, ternura y sensibilidad. Rincones campestres, estampas familiares, visitas y reencuentros con la madre ya muy anciana, paseos cotidianos por la ciudad del Sur que ahora habita el poeta, son los míticos escenarios que evocan el musgo de un universo campesino en el que siguen sonando las campanas acotando un espacio de inmensa soledad, donde aún prevalece el temblor de la niñez.
EL AUTOR
Alejandro López Andrada (Villanueva del Duque, 1957) comenzó a escribir muy joven y hasta la fecha ha publicado poemarios como El Valle de los Tristes (1985), La tumba del arco iris (1994), Los pájaros del frío (2000), La tierra en sombra (2008) y Las voces derrotadas (2011), y recibido premios como el Nacional San Juan de la Cruz, Iberoamericano Rafael Alberti, José Hierro, el Andalucía de la Crítica, el Fray Luis de León y el Ciudad de Córdoba Ricardo Molina, entre otros. Ha escrito asimismo poesía infantil, tres ensayos narrativos sobre la desaparición del mundo rural y once novelas, una de las cuales, El libro de las aguas (2007), fue adaptada al cine por Antonio Giménez-Rico. Tras El jardín vertical (2015) y Entre zarzas y asfalto (Berenice, 2016), resulta ganador del Premio Jaén de Novela, uno de los más prestigiosos del país, gracias a Los perros de la eternidad. Hijo Predilecto de su localidad natal, en 2007 se dio su nombre a una plaza de la misma (Plaza de Alejandro López Andrada); en ella se encuentra la casa donde nació.