El padre de Jakob es rico pero no tiene tiempo para su hijo. Jakob se siente muy solo en la nueva casa grande y visita a su abuela con regularidad. También Ayasha y su hijo visitan a la abuela. Tuvieron que huir de su país y el nuevo hogar que se les ha asignado no es más que un pequeño espacio en un gimnasio escolar.
Todo cambiará cuando, al regresar de una fiesta, Jakob y su padre se encuentran con la casa vacía. Los ladrones se lo llevaron todo. Esa noche, padre e hijo sólo tienen un balón de fútbol que los ladrones no se llevaron y una vieja tienda de campaña donde pasar la noche.