«Aunque no se hable habitualmente de ello, conozco a pocas personas que no estén interesadas en saber por qué existimos y por qué existe la muerte. Ante estas grandes cuestiones solo se nos ofrecen dos respuestas: hay un Dios en algún lado que ha creado todo y que ha establecido una serie de normas para poder alcanzar la vida después de la muerte; la otra respuesta nos dice que todo se debe al azar, y que morimos para siempre.
No creo en ninguna religión, aunque pienso que algunas de sus ideas forman parte de la Verdad. Tampoco soy ateo, por ello no creo que solo exista el azar».
En El piano cuántico, un ciudadano normal se sumerge en lo que propone la religión, en lo que demuestra la ciencia, y en las corrientes esotéricas que atrajeron al portentoso cerebro de Isaac Newton. Con el apoyo de lo escrito o dicho por otros genios (Dostoyevski, Gurdjieff, Borges, Heisenberg, Hesse, Jung, Krishnamurti, Mozart, Küng o Jesucristo) y la búsqueda en el interior de uno mismo, donde está la respuesta al misterio, el autor propone un original planteamiento que liga la conciencia con el Big Bang, el ADN con los campos de fuerza, la música con la estructura atómica y la bondad con las dimensiones más allá del espacio y el tiempo, llegando a una sorprendente y esperanzadora conclusión final.