Últimamente solo te encuentro en los versos empeñados en pesar el aire o encender una amapola. Junto a los límites irrenunciables y la belleza destruida de las lápidas. O detrás de la niebla de las acuarelas. Y eso no es blues, Irene. En el blues sobran los personajes secundarios. Si ya no somos el chico del colt navy ni la cantante que por acercarse tanto al fuego sigue ardiendo todavía, tendríamos que desaparecer sin dar más explicaciones.