¿Cómo vemos el mundo? y ¿cómo vemos a los demás y a nosotros mismos? Vivir en la era de la tecnología no sólo supone disponer de sofisticados artefactos y estar inmerso en complejos sistemas de información, implica también, y cada vez más, estar bajo el influjo de una determinada manera de enfocar y de entender las cosas. De modo que la pregunta clave es ésta: ¿podemos aprender a mirar?, ¿podemos ampliar el horizonte de nuestra mirada? Josep M. Esquirol ha convertido la respuesta a esta pregunta en una novedosa y original propuesta ética centrada en la idea de respeto; idea que se nos descubre como portadora de una riquísima significación relacionada precisamente con la mirada. La mirada atenta resulta ser la auténtica esencia del respeto. Después la reflexión se desplaza del respeto a lo digno de ser respetado, y es entonces cuando aparecen otras tres categorías fundamentales: fragilidad, cosmicidad y secreto. Planteada con gran sobriedad no exenta de agudeza filosófica, bríndasenos en éstas páginas una muy sugerente propuesta ética, que podrá ser objeto de ulteriores desarrollos y concreciones en ám