El fondo por el que transcurre la primera parte de la novela es una huelga en los últimos años del franquismo, pero los portagonistas de la trama son los miembros de la Brigada Político-Social, con sus métodos, sus coacciones, que no pueden ocultar la sensación de que la dictadura está dando sus últimas bocanadas, aspecto mucho más evidente cuando el presidente Carrero es asesinado y los sindicalistas del proceso 1001 son condenados a largas penas de cárcel.
Pero también habla de la cotidianidad de dos policías de verdad, adscritos a la Brigada Provincial de Policía de Madrid, que atienden casos en verdad delictivos, asesinatos principalmente, que escapan del ámbito del tiempo y los medios de las comisarías de distrito de la capital.