En junio de 2004, un crimen brutal conmociona España. Se le conoce por «el triple crimen de Burgos». De madrugada, un asesino entra en el domicilio de la familia Barrio sin hacer ruido. Tiene las llaves de la casa. Tres de los cuatro miembros de esa familia padre, madre y el hijo menor son sorprendidos mientras duermen y son apuñalados con saña. Sin apenas testigos ni pistas, los investigadores tienen que sumergirse en la vida de los fallecidos para tratar de encontrar al culpable. Tres son las preguntas fundamentales a las que tienen que responder: ¿quién podía odiarlos tanto , ¿quién tenía las llaves del domicilio , ¿quién se beneficia de su muerte Tres años después, las sospechas se centran en el superviviente, Rodrigo, el hijo mayor de la familia Barrio. Había salvado la vida porque de domingo a jueves dormía en un internado a ochenta kilómetros de distancia de su hogar. Es detenido e ingresa en un centro de menores, pero horas después el juez lo deja en libertad. ¿Por qué La parte de la familia del padre confía en la inocencia del joven, pero la de la madre está convencida de su culpabilidad. Han pasado