Érase una vez el zorro y el erizo es el legado que nos dejó Stephen Jay Gould tras su muerte en mayo de 2002, una obra póstuma, pero completamente acabada, que aborda la interacción entre ciencias y humanidades, y profundiza en los beneficios que ambas pueden extraer de una fructífera relación. Pocos temas podrían ser tan actuales para todos y más adecuados para Gould, científico él mismo a la vez que humanista; persona en la que la racionalidad analítica del magnífico biólogo evolutivo y paleontólogo que siempre fue, nunca ahogó una increíble erudición clásica e histórica, al igual que la capacidad de conmover con sus escritos y ser conmovido por la vida, por esa vida sobre la que tanto y tan bien escribió. Utilizando el zorro y el erizo como modelos y metáforas para la manera en que ciencias y humanidades pueden interactuar, Gould ofrece en este libro, citando sus propias palabras, una «receta básica para la paz, y el crecimiento mutuo en fortaleza, de las ciencias y las humanidades». Estas «dos aventuras», añade, «pueden conducirnos juntos hacia delante, hacia el objetivo común de la sabiduría humana, conseguida a través de la unión del saber natural y del arte creativo, dos verdades diferentes pero que no entran en conflicto».