Es tarea difícil saber cómo imaginaban los europeos de los siglos medievales sus mundos exteriores, qué noticas había sobre ellos, quiénes las conocían, cuáles eran las maneras de representarse intelectual y visualmente aquellos espacios, y cómo evolucionó la situación a lo largo de n milenio de profundas transformaciones. Este libro presenta cinco puntos de observación específicos para no abrumar a los lectores con un exceso de datos heterogéneos. El camino es el único, pero se recorre en cinco tramos, contemplando el paisaje desde perspectivas distintas, aunque relacionadas entre sí porque el argumento es común. La síntesis se abre paso paulatinamente, se alcanza por completo al final y, entre tato, cada capítulo ofrece un itinerario interesante y valioso por sí mismo. El primero explica cómo se entendía la realidad de la Tierra en el seno del Universo. El segundo se refiere a la gran carga de elementos imaginarios integrados en la representación mental que se tenía de los espacios exteriores. El capítulo tercero estudia la cartografía medieval, en sus formas y en las ideas que la inspiran. El cuarto d