El lenguaje cotidiano de la política usa palabras gastadas y, a menudo, ambiguas. Una democracia sana, que debería basarse en la comunicación lingüística, precisa, en cambio, de palabras que permitan a los hombres entenderse y no malinterpretarse. Las palabras tienen una historia y una densidad conceptual: este libro está dedicado a la formación histórico-filosófica del Estado moderno, una de las distintas formas históricas de organización del poder, encajada en la historia de los conceptos fundamentales de la política y en la de las instituciones en un amplio arco del tiempo. El protagonista es el Estado moderno desde el siglo XVI hasta nuestros días, en los cuales entrevemos su crisis si no ya su final. Pero la historia del Estado es inseparable de la historia de los grandes movimientos culturales e ideales, que son incomprensibles si no tenemos presente, como punto de referencia, esta particular forma de organización del poder, en la que se expresa el destino de Occidente. Otras características «Matteucci examina y desnuda, hasta clarificarlos despiadadamente, los vértices teóricos en que se ha venido c