En Roma, durante el siglo xvi, los escritos difamatorios que hasta entonces llenaban los muros de la ciudad pasaron a ocupar los cuerpos de seis esculturas que en poco tiempo se convertirían en las redes sociales del Renacimiento.
A través de las estatuas parlantes se denunciaban injusticias y se desvelaban abusos de poder desde el espacio público mediante la fijación de sátiras anónimas en
esculturas, versos que se denominaron pasquines por ser el Pasquino la primera figura en utilizarse para ese fin. Estatuas que hablan profundiza en el origen, historia y evolución hasta la actualidad de esta original y creativa forma de difusión de críticas
única en el mundo. Recoge además una selección de pasquines dirigidos contra personajes españoles que revelan aspectos de la historia de la Italia española de los siglos xvi y xvii desde la particular perspectiva de estas estatuas a las que nadie ha
podido silenciar.