«Eterna mortalidad» para muchos la mejor novela de Walter Scott, es una crónica viva y patética de la problemática ubicuidad del valor. En la Escocia de 1679, el asesinato del un arzobispo desata los hilos de una guerra civil largamente incubada. En medio, un joven intrépido y entusiasta, Henry Morton, se encuentra inmerso en un conflicto de lealtades.
Walter Scott nació en Edimburgo en 1771. Desde 1792 se dedicó, a pesar de la cojera que contrajo por la polio en la infancia, a recorrer los más remotos rincones de Escocia y recoger baladas del folklore local, con las que en 1802 publicó la colección «Minstrels of the Scottish Border» y, a partir de 1805, «The lady of the Last Minstrel», una serie de poemas narrativos, todos ellos de tema histórico escocés, que le valieron la fama y fortuna. Autor con una extensa obra murió en Abboostford en 1832.