Por desgracia, la esperada celebración acabó siendo una encarnizada lucha por el poder, con la herencia familiar como premio. Los hermanos se convertían en rivales y los aliados en adversarios a medida que se destapaban los escándalos familiares. Antiguos amoríos, estafas... ya nada era sagrado y todos los secretos tenían un precio. El buen nombre de los Crighton empezaba a empañarse. ¿Aprenderían a aceptar sus fallos antes de que la familia se desmoronase?