La imagen que tenemos de Felipe V es injustamente negativa.
Historiadores bien informados se refieren a él como «una figura cómica», «estúpido, obsesionado e indolente, oscilando entre la lucidez y la imbecilidad», «un esclavo de las mujeres» inclinado al «autoritarismo, el absolutismo y la centralización». Sin embargo, asumió sus obligaciones y participó en todas las funciones de gobierno. Melchor de Macanaz llegó a decir que Felipe V había sido «el mayor rey que de dos siglos a esta parte hemos tenido».
El primer rey de la dinastía borbónica que todavía hoy gobierna España rigió el país durante cuarenta y seis años abdicó en su hijo Luis en 1724, pero este murió a los pocos meses, más tiempo que ningún otro gobernante después de Felipe II, y su reinado fue una de las épocas más fructíferas de nuestra historia. España parecía abrirse a una nueva vida. Sin embargo, los primeros años resultaron traumáticos: la Península era ocupada por miles de soldados extranjeros. El conflicto motivó transformaciones sin precedentes. Nada de esto impidió el proceso de recuperación. Con Felipe V se iniciaron los cambios en la vida política, en el programa imperial, en temas de finanzas, gobierno y ejército que sentaron las bases de la España moderna. También hubo asuntos espinosos, principalmente la autonomía de las provincias de España la abolición de los fueros de la Corona de Aragón y el papel de la misma monarquía, que se manifestaron como problemas básicos de la estructura política del país.
Henry Kamen, uniendo su inagotable erudición a una singular capacidad narrativa, logra con esta obra la más completa y absorbente de cuantas biografías de Felipe V se han escrito.