Nos fijamos en la estética cuando pensamos en decorar una habitación pero es más importante la energía del lugar, que va a favorecer nuestro confort o, por el contrario, va a impedirlo, por muy bonita que sea la decoración. Pocas personas son conscientes de cómo influye el hábitat en su estado de ánimo. Pero aun siéndolo, es difícil saber por qué el hogar se nos presenta como hostil o como amigable, entorpecedor o favorecedor. Según el Feng Shui, el punto de partida básico para resolver esta incógnita es tomar conciencia de nuestras carencias y nuestras necesidades, en definitiva, de lo que necesitamos mejorar o cambiar en nuestra vida en este momento.
Las principales herramientas son la mente y el corazón. Cuando hayamos detectado este potencial, podremos convertir en aliadas las herramientas que el Feng Shui recomienda utilizar, además de las que tu inventiva engendre: colores, formas, gemas, cuarzos, esencias florales, plantas, gestos, movimientos, cambios y microcambios.