Intentar pensar hoy en el "rumbo de la historia" se ha tornado una labor muy complicada. Los tres elementos que componían el eje vertebral del tiempo histórico -pasado, presente y futuro- han abandonado su condición de fundamentos de inteligibilidad. En línea con la metáfora aristotélica, no queda más remedio que preguntarse si la flecha de la historia, fuera de todo control, vuela por el tiempo sin rumbo alguno.