El talento de Manuel Fraga para las frases lapidarias y las declaraciones controvertidas se mantuvo intacto desde sus tiempos como ministro de Franco hasta sus últimas apariciones públicas. ¿Quién no recuerda su célebre «La calle es mía», o las palabras con que pasó a José María Aznar el testigo como líder del PP: «No hay tutelas ni tutías.»? ¿Y qué decir de su eslogan «Spain is different», mil veces repetido? Fraga podía ser sorprendente: «Yo pude ser Fidel Castro.» No le importaba ser polémico: «El orgullo gay es un error social.» Y gastaba un verbo florido: «Las paridades me parecen paridas.» Un político sin pelos en la lengua y un líder incombustible con más de sesenta años de trayectoria.