García Márquez es, por derecho propio, uno de los escritores
clásicos de nuestra lengua, quizás el narrador más importante
después de Cervantes, y como tal, su obra presenta
múltiples capas interpretativas que parecen regenerarse con cada
nuevo acercamiento crítico. Es por ello que aprovechando los
fastos y alegrones caribes de sus primeros ochenta años, muchos
especialistas (y no pocos diletantes) se han dado a la labor de
cincelar de forma obsesiva las claves formales y temáticas de su
universo inextinguible, poniendo en evidencia una vez más las
inalcanzables cimas estéticas a las que ha llegado el Nobel
colombiano, cuyas páginas son siempre una cascada de la mejor
literatura escrita nunca en lengua española.
A sabiendas de que no siempre es fácil decir cosas nuevas,
el libro que presentamos fue pensado como un sentido homenaje al
hijo del telegrafista de Aracataca, ahora que él también parece
perderse por momentos en los meandros de la memoria,
para habitar definitivamente, junto a Úrsula Iguarán, ese Macondo
soñado por lectores de todas las lenguas, que no es sólo un
lugar mítico, sino también un estado de ánimo que anida en la
conciencia de sus seguidores. Gabriel García Márquez,
la modernidad de un clásico es un libro de reconocimiento
sincero al gran escritor colombiano, donde tienen cabida
lecturas muy originales sobre su obra, lejos de las
interpretaciones más encorsetadas que se han derivado de
un mal entendido macondismo.