Un hombre de poco más de metro y medio de altura, apariencia humilde y devoto fiel de la Iglesia Pentecostal que, no obstante, asesinó a 48 mujeres a lo largo de más de veinte años. Nunca mejor dicho eso de que las apariencias engañan y, sin embargo, ya en la más tierna infancia su mente corrompida apuntaba maneras: primero asfixió un gato simplemente para verlo sufrir; luego, cuando la adolescencia le hizo más temerario e impulsivo, intentó matar a un niño de 6 años porque, según explicó, "quería saber qué se siente".