A nuestro cerebro le encanta no pensar, le fascina actuar Mediante el piloto automático. Realmente no sabe distinguir entre las buenas y las malas decisiones. La secuencia del cerebro humano es primero crear un pensamiento y luego a través de éste generar una emoción. La regla es sencilla: si nos sentimos mal es porque hemos emitido un mal juicio. El origen de todo está en los pensamientos que albergamos. Si queremos sentirnos de otra manera, tenemos que propulsar otro método de reflexión. Etimológicamente, el término emoción viene del latín emotio, que significa "movimiento o impulso" y es una invitación a la acción. La acción es lo que verdaderamente evoluciona radicalmente nuestra vida, ocasionando una transformación en el medio y largo plazo. Una acción puntual no transforma una vida pero una acción reiterada el tiempo suficiente sostiene el hábito que sí lo permite.