Aunando erudición y mordacidad, Sloterdijk desarrolla en este imprescindible ensayo el concepto de teopoesía, explora los mecanismos estilísticos de la palabra divina y se reafirma como uno de los filósofos más lúcidos de nuestro tiempo. Tradicionalmente se ha abordado la religión desde perspectivas teológicas, históricas o políticas. El autor plantea en esta obra una aproximación desde la teopoesía, entendida como creación literaria de Dios, en la que el hecho divino aparece como texto poético o como una serie histórica de ellos. La teopoesía concierne a las pretensiones de hacer que Dios o los dioses recogidos en la biblioteca de la humanidad se manifiesten; o bien son ellos los que hablan directamente, o son sus actos y sus pensamientos lo que indirectamente reproducen los poetas. Las religiones invocan actos literarios más o menos elaborados en sus documentos fundacionales, incluso cuando los dogmas de que se acompañan contribuyen a hacer olvidar este hecho. Las religiones son, en definitiva, «productos literarios con los que los autores [...] competían por clientela en el reducido mercado [...] de los c