MEROTO, TINA / LÓPEZ DE MUNÁIN, IRATXE
Era una vez una pareja de labradores muy pobres,
que tenían dos hijos:
un niño, que se llamaba Hansel,
y una niña, que se llamaba Gretel.
Una terrible sequía había arruinado sus cosechas
y, como apenas tenían comida para pasar el invierno,
decidieron abandonar a los niños en el bosque.
Y así fue... Abandonados por sus padres, Hansel y Gretel se adentran en el bosque y encuentran una casa con tejado de chocolate, paredes de mazapán y ventanas de caramelo. Mientras disfrutan de los maravillosos manjares, una malvada bruja los vigila y los arrastra al interior de la casa...
En varias versiones de este cuento, uno de los más conocidos de los hermanos Grimm, la situación inicial está compuesta por dos elementos: la pobreza de la familia y la crueldad de la madrastra, el primer elemento sirviendo de pretexto al segundo. En su primera versión de 1812, los hermanos Grimm hablaban de madre, pero, en versiones posteriores como la de 1819, introdujeron el personaje de la madrastra, a la que no le unían lazos de sangre con los hijos de su marido. Esta adaptación, basada en la primera versión del cuento, aporta elementos originales, diferenciándose de otras interpretaciones. La verdadera causa del abandono, en este caso, es la extrema pobreza de los padres.
Tanto el texto como la imagen buscan comunicar la unión de la familia. No estamos ante unos padres desalmados, al contrario, sienten pena y remordimiento por verse obligados a tomar una decisión drástica que resulta ser errónea.
En este cuento, aparecen también los conceptos de perdón y de generosidad. Los niños no guardan rencor a sus progenitores y, a su regreso, todo vuelve a la normalidad y comparten los tesoros no solo con sus padres sino con todos los habitantes de la región.
En cierto modo, Hansel y Gretel son los auxiliadores, como apunta la ilustradora Iratxe López de Munáin: "Se trata de un viaje iniciático en el que los dos hermanos se ven obligados a enfrentarse a situaciones hostiles que les hacen crecer para lograr convertirse en salvadores de la situación de miseria en la que viven ellos y su familia."
Gracias a la astucia de Hansel y a los conocimientos que Gretel tiene de las propiedades de las plantas, sin desfallecer ante la adversidad, consiguen superar los problemas y acabar con la bruja.
En las ilustraciones, combina la técnica del gouache, que aporta planos de color uniformes, con los lápices de colores, que ofrecen masas de textura. Además, utiliza una paleta de colores concreta para recrear dos ambientes bien separados: los azules, grises y amarillos para el bosque y los morados, rojizos y rosas para la bruja. El blanco juega un papel importante, para crear distintos planos, dentro de una misma imagen, en los que se desarrolla la escena.
Así consigue plasmar dos mundos en los que cualquier cosa puede ocurrir, donde viven seres de todo tipo; algunos, escondidos en el bosque, acompañan a los protagonistas en su viaje; otros, por el contrario, observan todo lo que pasa en la casa de la bruja.
Precisamente, este personaje fue el que más llamó la atención de la ilustradora: "Quería que tuviera una gran presencia y que contrastara con la apariencia dulce de los niños." Además, añade un personaje: un perro negro, su álter ego, que la acompaña en sus emociones.
Iratxe López de Munáin es la ganadora del Premio Europeo "Cocina de cuentos" a la mejor propuesta de ilustración para el álbum ilustrado "Hansel y Gretel", realizado en el marco del proyecto europeo Europa a la carta. Este libro es el resultado de dicho premio y va acompañado de un CD de música grabado por la Orquesta Filarmónica Cidade de Pontevedra, que recoge una selección instrumental de distintos fragmentos de la ópera Hansel y Gretel. Esta ópera fue compuesta en 1891 y 1892 por Engelbert Humperdinck, con libreto de su hermana Adelheide Wette, basada en el cuento homónimo de los hermanos Grimm.