Todo empezaba con un anuncio en el periódico: Viudo, dos hijos, cuarenta y tres años, solvente, afectuoso, serio y en ascenso social desea conocer a viuda con deseos matrimoniales. Luego llegaba el horror: 295 huesos humanos semicarbonizados, cantidades ingentes de ceniza y 47 piezas dentales de oro. Puñales, sierras, hachas y el horno en el que calcinó los cadáveres de sus víctimas. Todo eso es lo que la policía encontró cuando detuvo a Henri Désiré Landru, seductor y asesino de viudas, conocido como el Barba Azul de Gambais.