María de las Mercedes y María Teresa eran dos niñas cuando su padre Alfonso XII murió en 1885 de forma trágica e inesperada. El rey dejaba dos huérfanas, una viuda desolada y un trono vacío en un país convulso. Rápidamente se quiso proclamar reina a Mercedes, pero en ese momento María Cristina anunció que estaba embarazada y todo quedó a la espera del nacimiento del ansiado varón, que llegó al mundo unos meses después.
La infancia de las dos princesas fue triste, enclaustradas y controladas hasta el extremo por su austera madre. Todo cambió para ellas cuando lograron casarse por amor con dos príncipes europeos. Pero el destino les deparaba su última y aciaga palabra.