Edad oscura y bárbara. Tal es el juicio de los primeros renacentistas sobre la Edad Media que ha sustentado un tópico transmitido hasta nuestros días. Pero superando los prejuicios, la ignorancia y las dificultades de la investigación, un acercamiento a la cultura medieval permite calibrar la injusticia de esa opinión. Desde el punto de vista de las ideas semióticas, hay pocos momentos en la historia del pensamiento en que se haya reflexionado tanto sobre los signos en general y el lenguaje en particular. De ese inmenso territorio, el presente libro se limita a tres campos disciplinares: lógico-gramatical, doctrinal y exegético.
Con frecuencia se ignora que fue un autor medieval el primero en preguntarse si es posible una ciencia de los signos, que también lo es el autor del primer tratado de semiótica general, o que la idea de que la lógica es una semiótica surgió asimismo en esa época. Son también ampliamente desconocidas las teorías medievales sobre la performatividad del lenguaje y sobre la lectura y la interpretación. Algo más conocidas son las teorías lógicas sobre las «propiedades de los términos» o la «gramática especulativa», cuestiones sobre las que la filosofía del lenguaje del siglo xx mostró algún interés y sobre las que el lector encontrará aquí una amplia explicación. Podrá también responder con precisión a la siguiente pregunta: ¿en verdad definieron los medievales el signo como aliquid stat pro aliquo? Constatará que, en definitiva, compartimos con ellos la misma dificultad de armonizar las dos almas de la semiótica: la que se reclama de origen lingüístico y la que aspira a una teoría general de los signos.