Desde que nacemos, algunos nos quieren atrapados en una burbuja, sometidos a etiquetas y portadores de prejuicios y manías, cuando no de odios programados. Este ensayo convoca a fomentar que cada cual administre sus vivencias y su mundo con libertad, esperanza e ilusión. No tenemos una identidad inamovible, sino identidades que se superponen de forma dinámica. Con actitud decidida cabe promocionar la interculturalidad. La dignidad de ciudadanos y personas no entiende de clases y promueve la convivencia y el progreso: Solo nos elevamos cuando extraemos lo mejor de los demás, para que ellos mejoren y nosotros mejoremos.