Escrita después de "Crimen y castigo" y antes de "Los demonios", de nuevo en un largo período de penurias, esta obra inicia el ciclo final de obras maestras de Dostoievski. La fuerza de la novela estriba en situar a un personaje cándido, inteligente y a la vez lastrado por un déficit mental, en una sociedad no tanto frívola y volcada en lo material como desquiciada por la duda, la ansiedad y la insatisfacción.