14 semanas de grabación. 22 participantes. Y un equipo de más de 150 personas. Así es NÁUFRAGOS, el reality show más importante de la televisión. Que también fue un terremoto de 7.4 y una isla de apenas 12 kilómetros cuadrados con el 75% de sus habitantes viviendo del tráfico de drogas. Leyendas de tesoros escondidos. Un accidente de helicóptero. Prostitución. La parada cardiorrespiratoria de un náufrago. Canibalismo. O la muerte en extrañas circunstancias de 10 miembros del equipo...
Un año después de subdirigir NÁUFRAGOS, y tras el suicidio del anterior director, recibí un caramelo envenenado: dirigirlo. En mi regreso al Caribe descubrí la escalofriante historia de ciertos esclavos africanos llevados a América durante la colonización, los inquietantes efectos del Síndrome de Jacobs y la efectividad del Irukandji, la verdadera causa de la muerte de mis compañeros y, lo más importante, que otra edición del programa acabaría, inevitablemente, con la vida de otros tantos...
Incluso la mía.