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Cuando la cultura se adapta al movimiento, ¿dónde se sitúa un antropólogo? Continuando con el trabajo iniciado en Dilemas de la cultura, uno de los libros fundamentales para la antropología en la última década, James Clifford se centra en la imagen cambiante de un mundo en movimiento, que encontramos en la ruta, en la sala de espera del aeropuerto y en áreas de servicio para turistas, y también en los mercados y los museos.
Clifford contempla un mundo cada vez más conectado, pero no por eso homogéneo, una historia global que proviene de abundantes legados en parte saturados por la exploración, la colonización, la expansión capitalista, la inmigración, la movilidad laboral y el turismo.
Su estudio, que abarca desde la zona montañosa de Nueva Guinea hasta el norte de California, desde Vancouver hasta Londres, explora los enfoques actuales de la interpretación y exposición de las artes y culturas no occidentales. Allí donde personas y cosas se entrecruzan y donde las fuerzas institucionales trabajan para disciplinar encuentros conflictivos, el esfuerzo de Clifford se centra en las luchas por superar estereotipos, por reconocer historias divergentes y por afianzar las identidades "poscoloniales" y "tribales" en contextos de dominación y globalización. Los viajes, la diáspora, los cruces de fronteras, la construcción de hogares lejos del propio: he aquí los dilemas transculturales de las postrimerías del siglo XX. El mapa que podría dar cuenta de ellos, la historia de una modernidad abigarrada, surge aquí como una serie inconclusa de sendas y transacciones que toman muchos rumbos distintos, al tiempo que remite una y otra vez a los avatares y artificios del encuentro cultural y la tarea tan imposible como ineludible de su interpretación.