"Borrón y cuenta vieja, mi tercer y último libro de memorias, tan último que en él cuento mi propia muerte;
y no conozco manera más radical de rematar una vida. Es tan autónomo de los dos anteriores como estos de él. Ahora en
pleno dualciamargor de mis últimos años, puedo asegurar que la vejez no tiene porqué deprimir. Entristece, no deprime.
La gran cortesana Ninon de Lanclos lo definió muy bien: "La tristeza", dijo, "no es más que un placer desagradable.""