Andrés Sorel nos descubre este personal retrato de José Luis Sampedro a través de su primera biografía autorizada. 1937. Guerra en España. Un joven oficial de Aduanas destinado en Santander publica una revista y en ella habla de Montaigne. Este es el punto de partida de esta narración. El joven oficial se llamaba José Luis Sampedro y el narrador de esta historia, Andrés Sorel. Sin duda es poco frecuente leer a Montaigne antes de los veinte y asimilarlo hasta el punto de sentir la necesidad de reflexionar sobre el escritor en una revista autoeditada. Este hecho poco conocido y comentado en la biografía de José Luis Sampedro llamó poderosamente la atención de Andrés Sorel, quien, al enterarse de ello setenta años después, miraría con otros ojos al para ya entonces prestigioso economista, docente, escritor, pensador, humanista y referente moral para muchos. En el sexto aniversario del fallecimiento de Sampedro, Sorel rinde homenaje al querido y admirado amigo con estas hermosas reflexiones. Con una escritura profunda, dura, pero a la vez poética, esta particular biografía se convierte en el testimonio de una larga amistad y en un auténtico privilegio para el lector que quiera asomarse a las conversaciones entre dos intelectuales hondamente comprometidos con sus ideas.Reseña:
«Lo que caracteriza a Andrés Sorel es su calidad como escritor.»
Luis María Anson, de la Real Academia Española