Juan de Mesa (Córdoba, 1583-Sevilla, 1627) encarnó en una vida tan corta como intensa el mandato evangélico de la consecuencia entre las palabras y los hechos: ?Por sus frutos los conoceréis?. Con menos de una década de trabajo colosal, adentró la representación de la pasión y muerte de Cristo en unos caminos en los que el dolor y el dramatismo nunca desbordaron el vaso del equilibrio y de la unción sagrada. Su impacto en las cofradías fue perdurable y su huella nunca se ha perdido, pero mientras sus imágenes reunían la devoción de los sencillos y la admiración de quienes conocían el arte, su nombre y su perfil permanecieron sepultados casi tres siglos por la fama de su maestro, Juan Martínez Montañés. El relato de su vida es corto y está lleno de huecos, así que este libro busca en sus esculturas y en cómo permanecen vigentes cuatro siglos después de su hechura. Los profesores que han reflexionado sobre la significación de la obra de Juan de Mesa y los cofrades que han gastado la vida sirviendo a las plantas de sus imágenes toman la palabra para componer con pequeñas teselas el mosaico que explica por qué