Si hay algún dirigente republicano denostado (todos lo fueron) hasta la crueldad más insaciable por los vencedores de la guerra civil, éste fue, sin duda alguna, el doctor Negrín. Por su parte, los gobiernos democráticos posteriores a la dictadura no han tenido el coraje --o nunca tuvieron la más mínima intención-- de reivindicar una figura que no hace más que ennoblecerse con el paso del tiempo.
El gran historiador norteamericano Gabriel Jackson, que hace 40 años escribió el que, sin duda, fue durante decenios el mejor libro sobre la República y la guerra civil, nos ofrece aquí una visión poliédrica de Juan Negrín como fisiólogo, como médico, como profesor, como lingüista y como gestor financiero. Y nos cuenta cómo el doctor Negrín sacrificó su vida de científico, primero, para consagrarse por entero a la joven República española y, más tarde, para defenderla hasta el fin contra el levantamiento militar.
Tanto en su condición de ministro de Hacienda responsable del envío del oro de la República a la Unión Soviética, como en su papel de jefe del Gobierno dispuesto a cooperar con los asesores militares rusos y, sobre todo, a llevar hasta el límite su consigna de "resistir es vencer", la figura de Juan Negrín que se nos aparece aquí de la mano de Jackson, quien no oculta ni minimiza ninguno de sus fallos como ser humano, es no ya la del líder más capaz de todos los de la República, sino también la de un estadista de talla europea que supo ver con mayor lucidez que sus colegas británicos o franceses en qué iban a desembocar las agresiones de Hitler y Mussolini.