En 1980, Bessompierre encuentra a Guy Debord, quien fue a instalarse a Arles, donde se quedará hasta 1987. A partir de la amistad que mantuvieron se le ocurrió la idea de este libro que muestra cómo, en Debord, la vida cotidiana y la relación con los otros era acorde con su pensamiento y sus escritos.
Detrás del mito, hay un ser de carne y hueso, que por cierto era portador de un pensamiento magnífico y lúcido, que no vivió su vida como una abstracción. Esta contribución que restituye y reencarna la persona de Debord es una tentativa para reducir la lamentable ignorancia que tenemos a menudo de la existencia de los hombres que marcaron su época y la Historia.
El texto está acompañado de fotos y dibujos que el autor realizó en Arles, en Champot (Haute-Loire), en las casas de Guy Debord.