La ayuda portuguesa a la España nacionalista es uno de los aspectos menos estudiados de la Guerra Civil española que tuvo lugar entre 1936 y 1939, pese a la importancia que tuvo para aquella desde el punto de vista estratégico al lograr asegurarse el ejército de Franco una retaguardia segura desde la que recibir con entera libertad un flujo de aprovisionamientos en armas, municiones, medios mecánicos de transportes, alimentos, medicinas e incluso hombres que no pudieron dirigirse con seguridad a los puertos nacionalistas, por lo menos hasta que su Marina de Guerra arrebató a la republicana el dominio de los mares .
Con el tiempo, por el gobierno portugués se apreció la necesidad de enviar a España a una serie de jefes y oficiales de sus fuerzas armadas, tanto terrestres como aéreas, para conocer las nuevas técnicas y estrategias que la experiencia bélica iba consiguiendo en el transcurso del conflicto, para lo cual se constituyó la denominada Misión Militar de Observación Portuguesa en España existiendo dos espacios de tiempo en la vida de la misma, que en determinado momento pasará por una crisis de existencia, para ser reforzada y renovada hacia la mitad de 1938 y que permanecerá en España hasta el final de la guerra. Serán los componentes de esta Misión en sus diversas fases, poco más del centenar durante toda la guerra, y no todos a la vez, los que recibirán el apelativo de ?Viriatos?, que sin embargo se ha extendido a todos los portugueses que combatieron en las filas nacionalistas, fuese cual fuese la unidad en la que prestaron sus servicios.
En los diversos capítulos del libro se intentarán exponer, con mayor o menor fortuna según el lector, todos los puntos relevantes de la ayuda portuguesa, tratando de dejar explicado con la mayor exactitud el esfuerzo y la aportación de la misma al ejército nacionalista en todas sus áreas, es decir: terrestre, marítima y aérea. Se tratarán de establecer las bases para que pueda dilucidarse uno de los aspectos que ha afectado a todos los contingentes de combatientes extranjeros que lucharon en los dos bandos enfrentados: el número de ellos, así como sus pérdidas. Desde luego no fueron los 20.000 que se ha pretendido por algunos, ni tampoco el exiguo número que otros autores han establecido. Lo que sí es digno de recalcar es que, si bien hubo voluntarios portugueses tanto en el Ejército como en la Aviación nacionalistas, tanto oficiales, suboficiales y soldados, no ha sido posible establecer que los hubiese en la Marina de Guerra, aunque es de suponer que por lo menos algún oficial de dicha nacionalidad se embarcaría en los buques nacionalistas a título de observador, cuando no algún marinero voluntario.