Cuando una ola gigantesca destruyó su aldea, Makio perdió a su padre.Por desgracia, no fue el único. Todos perdieron a alguien el día deltsunami. El dolor se extendió como una niebla densa por todas lascasas. Entonces, un vecino, el señor Hirota, comenzó un misteriosoproyecto. En lo alto de su jardín construyó una cabina de teléfonoofreciendo a Makio y a todos los demás la oportunidad de volver asentir cerca a sus seres queridos. Aunque el teléfono no estabaconectado, las palabras, llevadas por el viento, les unían a ellos yles ofrecían consuelo.