Había una vez una mosca fosca que vivía en el bosque.
Harta de zumbar y dar vueltas sin parar, decidió hacer una casa.
Podré dormir en la cama,
podré estar muy calentita,
preparar ricos pasteles
y recibir mil visitas...
La mosca fosca se cansó de zumbar sin rumbo y construyó
una casa para tener un lugar donde recibir a otros habitantes
del bosque. Hizo un pastel de moras, puso siete banquetas
y siete platos. Y, con el aroma de la tarta, fueron apareciendo
-del más pequeñajo al más grandullón- siete curiosos animales.