En este libro se sostiene que lo que suele llamarse verdad y justicia consisten en cierta forma de ocultar o descontar todo aquello que se resiste al ajuste, persuadiendo de que no ha habido ocultamiento ni descuento. Quien actúa en el teatro del mundo finge siempre una adecuación consigo mismo tan irónicamente como la de quien secunda a la clac o mira de reojo al apuntador.