Un retrato generacional no exento de alertas políticas que va a sorprender a muchos.Un relato autobiográfico de El Gran Wyoming, donde las drogas, el sexo y la música se mezclan con la política y la lucha por encontrar su sitio en la vida.
«Los nacidos en los cincuenta fuimos adolescentes en medio de una dictadura que nos sumía en la Edad Media mientras que la psicodelia nos catapultaba al futuro. Vivíamos sumergidos en el pánico, atisbando el paraíso, entre la represión y la solidaridad. Somos la generación que buscaba la salida de la sima siguiendo los rayos de luz que se filtraban desde el exterior para guiarnos hacia la libertad.»
He aquí una peculiar historia de la España de la Transición contada por quien fue un médico melenudo sin pelos en la lengua. El tipo que cambió el estetoscopio por la guitarra y medio siglo después sigue en las mismas. Ir a la universidad del tardofranquismo era toda una aventura. José Miguel terminaba los estudios y se echaba al mundo.
El médico en prácticas acabaría recetando sexo, rebeldía y rock & roll a cuanto humano se le pusiera por delante. Porque, en 1975, Wyoming ya era Wyoming. Lo fue en la era jipi como lo es en el tiempo de los millennials, en Ámsterdam igual que en Prosperidad. El extranjero como metáfora de libertad y la farándula como alternativa para llevar una existencia en tecnicolor. Con esos recursos, José Miguel descubrirá un sendero que cambiará su destino para siempre.