El despertar del genio teilhardiano tuvo lugar en los campos de batalla de la Gran Guerra. Este «bautismo en lo real» llevó a Teilhard de Chardin a escribir unos textos que constituyen una clave imprescindible para comprender la posterior evolución de su pensamiento religioso, filosófico y científico. En medio de la carnicería del frente, donde sirve como camillero y capellán, el alma mística de Teilhard se abre al sentido profundo de la vida, la muerte, la historia o el Cristo cósmico que se hace transparente en la materia ensangrentada. Teilhard redacta un testimonio, casi un testamento. No comunica sus escritos más que a un pequeño número de personas. No espera poderlos publicar. Todo lo que había visto, sentido, pensado, durante aquel periodo extraordinario del que salió transformado, ¿podría un día revelarlo?
Este segundo volumen de los Escritos del tiempo de la guerra contiene los ocho ensayos compuestos por Teilhard en el año 1918 y los cinco fechados en 1919. Entre ellos destacan dos textos hasta ahora inéditos en castellano, La gran Mónada y la Nota para servir a la evangelización de los nuevos tiempos. Este último se inicia con una «Advertencia» en la que Teilhard escribe: «Hoy día existe, voy a demostrarlo, un movimiento religioso natural muy vigoroso. ¿Pensamos, nosotros que somos cristianos y sacerdotes, que para influir en él, para sobrenaturalizarlo (que es en lo que consiste propiamente la conversión de la Tierra), es absolutamente necesario que participemos [] en su impulso, en sus inquietudes y en sus esperanzas?». Se hallaba en el punto de partida de su gran aventura intelectual.