Las religiones mueren. En el curso de la historia, algunas se desvanecen por completo y otras, que un día fueron mundiales, pasan a tener solo un puñado de adeptos. En algunos casos, las religiones sobreviven en ciertas partes del mundo, pero se extinguen en territorios que antes consideraban suyos. Durante mil años, la India fue básicamente budista, pero hoy esta fe es marginal; igual ocurre con el zoroastrismo en Persia o el islam en España. Tales desastres no se limitan a las creencias ancestrales o «primitivas»; de hecho, las que hoy consideramos grandes religiones del mundo son tan vulnerables a la destrucción como la fe que practicaban aztecas o mayas.
El cristianismo también ha desaparecido varias veces en regiones donde antaño floreció. En la mayoría de los casos se ha borrado hasta el recuerdo de que allí hubo cristianos, y hoy se los mira como a una especie invasora llegada de Occidente.
Este libro se ocupa precisamente de la historia del cristianismo en aquellos lugares donde ya no existe, desde Oriente Medio hasta China, pasando por el norte de África, Etiopía, Persia, India y otros rincones del Extremo Oriente.
Philip Jenkins (1952) es profesor universitario y especialista en historia del cristianismo, nuevos movimientos religiosos e historia contemporánea.