La memoria no atiende al orden cronológico. Avanza, retrocede, se remansa; guarda reposo y, por sorpresa, sin que conozcamos el motivo, se aviva de nuevo, como si la impulsara una súbita iluminación. Es en las mil direcciones en las que se dispara por las que se interna con pasmosa exactitud "Mi lucha", el monumental ejercicio de realismo autobiográfico de Karl Ove Knausgård.