Mara Malibrán aborda en esta novela la vida de la primera mujer que fue la gran diva de su época; la soprano María Malibrán
Biografía novelada de una de las estrellas de la ópera más importantes del siglo XIX: la soprano española María Malibrán. Logró la técnica perfecta a base de los puntapiés que le daba su padre. Revolucionó los teatros, se casó por dinero, fue amante de un violinista y murió joven. María Felicia García fue la figura indiscutible del bel canto en el siglo XIX. Su biografía parece un libreto tempestuoso dictado por los genes: los de una madre soprano y bella; pero principalmente los de un padre tenor pluscuamperfecto, tiránico y adepto a la pedagogía de «la letra con sangre entra». Nada de lo mucho que fue la hija se entiende sin el empeño del padre, Manuel García, el cantante más aclamado de su tiempo. Su severísimo padre no dejó de propinarle puntapiés para ahormarle los agudos hasta que su llanto se hizo prodigio y tiñó su voz de colores inéditos. Pocos años después, provocaría el pasmo en los teatros al ser capaz de llorar sin perder la tesitura ni el color. A fuerza de los gritos, injurias y golpes de su padre logró una técnica perfecta.
Europa se rinde a sus pies, en Paris frecuenta el ambiente más intelectual y mundano. Es joven, es guapa, es brillante...
Una vida intensa y breve, una muerte terrible que la convirtió en una heroína romántica, una mujer adelantada a su tiempo y relacionada con los hombres y mujeres intelectuales de la época: George Sand, Alfred de Musset y sobre todo la lucha por su independencia y la libertad en un momento en que la mujer dependía del hombre.
Su trágica muerte conmueve al mundo, su entierro en Bruselas, el poema que Musset le dedica y el teatro que en Venecia lleva su nombre la convierten en un mito.