Al transformar el más nimio de sus actos en escritura, Guillermo Prieto logró hacer el gran mural de sus tiempos. En él confluyen las diversas facetas del héroe laico y civil surgido tanto de la lucha militar y política como en la cruzada cultural para consolidar la victoria. Sus textos constituyen un autorretrato y una biografía del México del siglo XIX. La patria como oficio reúne memorias de sus primeros años, los Viajes de orden suprema, cuadros de costumbres, textos de crítica literaria, discursos parlamentarios y cívicos, fragmentos de Lecciones de historia patria y Romancero nacional, para cerrar con Mi guerra del 47 y ensayos críticos de su obra por Carlos Monsiváis, Miguel Ángel Castro y Luis Fernando Granados.