La decisión judicial resolviendo un proceso pone fin al mismo y, dentro de ella, ocupa un papel decisivo la valoración probatoria. Aun cuando es muy difícil comprender el proceso mental de la decisión judicial, puede afirmarse que, idealmente, comprende tres fases: 1.ª) la interpretación de los resultados probatorios, en la que el juez entra en contacto con los medios de prueba para oír y comprender qué dicen las partes o los testigos, leer los documentos, extraer las máximas de experiencia técnicas aportadas por el perito o percibir un lugar, objeto o persona; 2.ª) la valoración de los medios de prueba, en la que el juez aplicará reglas, tasadas o libres, y 3.ª) la motivación del juicio de hecho, en la que el juez plasmará en la resolución las «buenas» razones que ha tenido en cuenta para estimar probados unos hechos y desestimar, como no probados, otros tantos e imputar, en su caso, la deficiencia probatoria.
En la presente obra, y teniendo en cuenta las aportaciones del Derecho Probatorio, de la Filosofía del Derecho y de la Teoría de la Argumentación, se analizan profundamente cada una de las fases del proceso decisorio del juez, con la finalidad de ofrecer pautas y reflexiones que ayuden a sistematizar este proceso, y puedan ser de utilidad a todos los operadores jurídicos para situarse ante el mismo.
La idea subyacente es, por una parte, prevenir frente a los errores de interpretación de los resultados probatorios, y por otra parte, ofrecer criterios y pautas para una correcta valoración de los medios de prueba y para una adecuada expresión de las buenas razones que justifican la decisión judicial.