En el pasado, el contexto geográfico y las realidades naturales de los imperios y las naciones siempre
fueron determinantes en los conflictos internacionales. Así ha sido hasta ahora y así será en el futuro, por encima de
cualquier condicionante que la globalización imponga. Esa es la sorprendente y brillante tesis que se postula en La
venganza de la geografía. Serán la distribución del espacio, el clima y otras circunstancias exclusivamente físicas los
parámetros que definirán el devenir de las diferentes regiones mundiales durante el próximo siglo.