Sobre el fondo de la España imperial, las risas y las lágrimas de Lázaro de Tormes crean la primera novela realista moderna, que nace ya perfecta. 'Leer el Lazarillo fue un placer y una liberación: sencillo, directo, eficaz y divertido. Cuánta falta nos hace hoy y siempre' (Eduardo Mendoza)