La joven literatura española, como revela una lectura atenta a la historia social y a la producción ideológica, tuvo sus compromisos. No solo en los años treinta, cuando las urgencias sociales, históricas y políticas se imponen en la superficie visible de los textos, sino también en los años veinte, cuando el compromiso resulta más invisible porque se refugia en los pliegues de unas formas que se quieren autónomas y puras. Investigamos así las relaciones de fuerza entre vanguardia y compromiso, y lo hacemos partiendo de una serie de nombres claves (Aleixandre, Lorca, Salinas, Alberti, Marichalar, Chacel, Díaz Fernández) y prestando atención a los diversos géneros practicados por estos autores (la poesía, la novela, el ensayo y la crítica, el teatro).