Al pequeño Luis le gustaba mirarse en el espejo. Sobre todo en el de tres lunas de su madre, donde a veces creía ver figuras que se movían y le guiñaban el ojo. Fascinado por Charles Chaplin y el cine, descubrirá desde muy jovencito su pasión por filmar todo lo que le rodea, que le acompañará ya para siempre.